En su deseo de no regresar con las manos vacías, Elorduy compró cincuenta camisetas del Southampton F. C., el equipo local de la ciudad portuaria en la que se encontraba el ferry de vuelta a España. Al regresar del viaje, Elorduy entregó la mitad al equipo vizcaíno y guardó la otra mitad en la casa de sus abuelos. Estas camisetas eran de color rojo y blanco a rayas y hechas de un tejido de lona, sin cuello y con cordones.