Los colores que le han anexado, a pesar de aparecer solo en algunas partes, han convertido a esta camiseta en una digna camiseta del fútbol europeo. Rudiger creció mirándose en el espejo de Pepe, a quién llegó a esperar una hora para lograr su camiseta, y con la ‘musiquilla’ en su cabeza que le ponía su hermano y agente, Sahr, que desde su época en el Stuttgart le comentaba que un día jugaría en el Madrid.